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martes, 2 de marzo de 2010

La guerra de los Oscar



Dos cineastas que fueron marido y mujer desatan una guerra de estatuillas entre arte y comercio. Quiénes van a ganar y quiénes merecerían peor suerte en la temible noche de la Academia.


DEBERIA GANAR Vivir al límite. La explosiva mirada de Kathryn Bigelow sobre la Guerra de Irak vista a través de los ojos de soldados que desactivan bombas, literales y emocionales, es de lejos la favorita de los críticos. Pero Oscar es alérgico a los críticos. No hay ni uno solo de nosotros entre los más de 6.000 miembros de la Academia. Los Oscar son una fiesta de la industria, sólo para insiders. Así que los calculadores de chances ponen a Bigelow como perdedora frente a su ex marido James Cameron, director de Avatar, la taquillera ballena 3D cuyos 2200 millones de recaudación hasta ahora en todo del mundo la dejan lista para tragarse al pececito que es Vivir al límite (ingreso bruto: 16 millones). Cameron y Bigelow se divorciaron en buenos términos en 1991. Pero todavía hay diferencias irreconciliables entre los votantes del Oscar, que se debaten entre la espectacularidad masiva y el credo indie. Las dos películas tienen nueve nominaciones, pero difícilmente la cancha sea pareja cuando aquello que es bueno para el alma entra en combate mortal con lo que es bueno para los negocios.
VA A GANAR Avatar. Y claro, este año la Academia duplicó la cantidad de nominados a Mejor Película (de cinco a diez) sólo para que los blockbusters, como Batman: El caballero de la noche el año pasado, no se pierdan por las grietas. Cuando se nominan películas que nadie ve, nadie ve los Oscar. Los bajos ratings sencillamente son malos para los negocios. Y ninguna película de este año es mejor para esa cuestión de fondo que la épica rapsodia en azul de Cameron, que destrozó el propio récord del rey del mundo con Titanic, que no casualmente ganó Mejor Película en 1998 y atrajo a la mayor audiencia de televisión para los Oscar de la que se tenga memoria. Avatar tiene un talón de Aquiles. Desde 1932, con Grand Hotel, que ningún film ha sido elegido como mejor película sin haber sido nominado por actuación y guión. Avatar no tuvo ninguna de las dos. De todos modos, es una gran película pochoclera. ¿Qué importa si se evapora cuando uno se saca los anteojos 3D? Por algo Oscar está bañado en oro.

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