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martes, 9 de marzo de 2010

Metallica en la periferia


Guatemala no ha sido un territorio propicio para el rock, y menos aún para el que se piensa y se canta en inglés. Revise usted el cuadrante de su radio y comprobará que no hay una sola emisora dedicada al rock, mucho menos al thrash metal. Por eso la llegada de Metallica constituye un verdadero hito en la historia de la cultura de masas de este país.Durante un breve período del siglo pasado, en los setenta, hubo un reducto del rock en AM, la legendaria Radio Juventud. Al quijotismo de quienes transmitían desde su diminuta oficina-cabina en la 7a. avenida de la zona 4, frente al Inguat, donde hoy se ubica un Mc Donald’s, se debe el contacto de muchos de mi generación con Deep Purple, Led Zeppelin, Black Sabbath. En esos años, no había conciertos con la frecuencia que los hay ahora. Y las radios musicales no pasaban, como hoy, de la hora obligatoria de marimba, las rancheras mexicanas, las baladas en español y algo de pop en inglés. Y sin embargo, como ya nos ha contado Maco Luna en su novela Cuerpo y Alma: Sonrock chapín, desde siempre ha habido un público receptivo para el rock en sus distintas variantes.
El rock en Guatemala se ha expandido, a pesar de las sospechas con que los nacionalistas de derechas y los “progres” de izquierdas lo ven, y del silencio al que lo ha condenado el ‘establishment’ radiodifusor. El breve, y yo diría que exitoso experimento de La Marca, una estación perteneciente a Ángel González, fue liquidado hace tres años: la única emisora de rock en FM fue desechada para darle cabida al reggaetón. La muerte de La Marca generó un hecho social poco común en Guatemala: la protesta del público en defensa de un medio. Las manifestaciones de jóvenes se prolongaron durante varias semanas ante la sede de la emisora, en los confines de Las Majadas.La llegada de Metallica ha sido una reivindicación para quienes no son atendidos por las emisoras comerciales. Escuchar rock, y más en su vertiente thrash, es una actividad que se practica en privado y que, a diferencia de lo que ocurre en El Salvador, no forma comunidades visibles que se expanden y refuerzan con conciertos frecuentes.
Con Metallica, surgió a la vista de la muy conservadora y muy piadosa capital guatemalense, el gran público que se ha ido creando gracias a la globalización de los medios de comunicación, el thrash metal. YouTube, las redes web y la radio por internet han logrado llenar un vacío que la miopía de las cadenas locales abrieron. El ingreso al estadio el día del concierto de Metallica convocó una larguísima procesión de fans, vestidos en su mayoría de negro. Y ya dentro del estadio, a pesar de la divergencia de lenguas, había un conocimiento completo de las letras de Metallica. La mayoría acompañó y coreó todas las canciones.El concierto de Metalllica fue una agradable pausa, intensa y gratificante, en un país donde nos saturan de reggaetón, rancheras, baladas melosas y pop formulaico.
Por: Gustavo Berganza

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